¿Dondé se encuentra?
La radioactividad no sólo se limita a esos elementos peligrosos que hemos descubierto como el uranio o el radio. Estas son las fuentes naturales mas fuertes que conocemos, pero la radioactividad también se encuentra en menores cantidades en otros lugares. La radiación que Becquerel descubrió que provenía de las sales de uranio, también se puede encontrar en rocas, en el espacio exterior, en el aire que respiramos, en el agua que bebemos, en el mar en que nadamos y en nuestros propios cuerpos.
En la tierra
Se pueden encontrar elementos radioactivos a nuestro alrededor en todas partes en la tierra. Minerales como el granito contienen algunos compuestos del uranio. En realidad el uranio es tan abundante en el suelo y en las rocas como otros metales como el estaño, el zinc o el tungsteno. Sin embargo hay otros compuestos radioactivos que son más comunes, como por ejemplo el torio, que es aproximadamente tres veces mas abundante que el uranio en la Tierra. En el siglo XIX, antes de que la iluminación con luz eléctrica dejara obsoleta la iluminación por gas, el óxido de torio se utilizaba en las lámparas de gas para que éstas brillaran mas intensamente. Puede que en el siglo XXI el torio se convierta en un posible combustible para las centrales nucleares.
La figura nos presenta la abundancia del uranio en las rocas. Muestra un peso de 10 kg comparado con tres alambres con un peso combinado de 30 miligramos. Esta es la proporción de la abundancia del uranio en las rocas en nuestro planeta.
El espacio
En la inmensidad del espacio existen fuentes variadas de radiación, que incluyen chorros superlumínicos (con velocidades aparentes superiores a la de la luz) de radio galaxias, agujeros negros y hasta los mismos planetas de nuestro sistema solar. Los astrónomos utilizan telescopios especiales para estudiar estos tipos de radiación que incluyen la radiación gamma y rayos X. Estas fuentes de radiación emiten en todas direcciones y aunque pueden encontrarse a distancias de cientos de miles de años-luz, la radiación proveniente de ellas puede alcanzarnos. Lo que detectamos como fuentes errantes de radiación proveniente del espacio, es conocido como rayos cósmicos. Se pueden detectar en mayor número a medida que escalamos mayores alturas. En la cima de una montaña se pueden detectar muchos más que a nivel del mar, ya que tienen que atravesar menos capas de la atmosfera. Es difícil evitar la radiación cósmica y en ocasiones son una molestia para los científicos. En ocasiones es necesario medir radioactividad muy débil. Esto puede ocurrir por ejemplo cuando estamos interesados en medir fuentes gamma muy débiles, a gran distancia, que emiten muy débilmente en nuestra dirección o incluso cuando queremos estudiar el fondo de radiación de microondas producido por la expansión del universo.
En el mar
A medida que los ríos fluyen sobre el suelo y las rocas, arrastran consigo todo tipo de sales disueltas en el agua. A veces, con el paso del tiempo, el agua se evapora por la acción del sol y las sales se concentran. Como casi todas las rocas contienen uranio, no es sorprendente que el mar contenga uranio también. Esto hace al mar algo radioactivo, pero no sólo eso. El mar también contiene 40K (se pronuncia potasio 40). Esta sustancia es la mas importante entre las que hacen nuestro cuerpo radioactivo.
En el aire
El aire que respiramos contiene una pequeña cantidad de una forma radiactiva de carbono conocida como 14C (que se pronuncia “carbono catorce” y se puede encontrar en algunos libros escrita como carbono-14). Los átomos de carbono-14 se producen en las interacciones de los rayos cósmicos en la atmósfera. Los rayos cósmicos son responsables de muchas reacciones entre las que se pueden incluir la producción de neutrones térmicos. Estos neutrones interactúan con los átomos de nitrógeno-14 presentes en la atmósfera mediante una reacción nuclear que produce protones y átomos de carbono-14. Éstos últimos forman moléculas de dióxido de carbono que son extraídas del aire por las plantas en el proceso de fotosíntesis fabricando azúcar y celulosa y absorbiendo por tanto carbono-14. Éste pasa entonces a nosotros cuando comemos plantas o, incluso, animales que las han ingerido previamente.
En nosotros
El alimento que ingerimos cada día contiene de dos a tres gramos de potasio. Esto significa que, por cada kilogramo de peso corporal, aproximadamente ¡50 átomos de potasio se desintegran cada segundo y emiten partículas radiactivas en nuestro organismo! Recordemos también que cuando comemos plantas (o animales que las hayan comido) absorbemos carbono-14 que es también radiactivo. Se pueden encontrar también trazas de otros elementos radiactivos, incluso uranio. Si, por accidente, en la playa, tragas un poco de agua de mar, habrás tomado una pequeña cantidad de uranio contenida en esta agua. Hemos discutido ya la producción de carbono-14 por los rayos cósmicos y su absorción, en primer lugar por las plantas para producir hidratos de carbono y posteriormente por los animales al ingerir estas plantas y por nosotros mismos. El carbono-14 entra entonces en la cadena alimentaria y de esa manera todos los seres vivos están expuestos a él.
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